Por Pegaso
Repostando en mi mullido cumulonimbus, luego de haber asistido a una rueda de prensa donde un grupo de personas caritativas anunciaron que harán eventos para costear las quimioterapias de un joven afectado el cáncer, me quedé pensando en el tema que se analizó ayer en éste espacio que gentilmente nos ofrece éste prestigiado medio de comunicación-, como diría mi amigo Antonio Franco Chavero, cuando escribía en El Mañana de Reynosa.
Luego de la rueda de prensa, pude platicar unos momentos con el Director del Instituto Reynosense para la Cultura y las Artes, José Luis Hernández Garza, quien estuvo presente en ese evento para respaldar las actividades que harán los amigos de César Arredondo.
El funcionario me decía que el IRCA está abonando al tema de la recomposición del tejido social, mediante la promoción de diversas actividades, como el baile, el canto y la música.
-Mira, Pegaso,-me dijo: Ya tenemos listo el nuevo edificio, sólo falta invertirle unos 600 mil pesos para ponerlo al tiro. Entre septiembre y octubre ya estaremos dando clases en ese lugar.
Por supuesto que los esfuerzos para que los niños y jóvenes se interesen en temas formativos en lugar de irse a las calles para ser carne de cañón de los delincuentes, son harto meritorios, pero yo le hacía el comentario que en nuestro país se deben seguir ejemplos que han sido exitosos en otros países, y hacía referencia a los japoneses y su muy especial sentido del honor, disciplina, amabilidad y precisión.
¿Qué pasaría si se empiezan a promover esos valores como ejes temáticos de gobierno desde la más tierna edad, digamos, desde preescolar?
Hernández Garza coincidió conmigo que tenemos una generación perdida. Jóvenes que son seducidos por las fuerzas obscuras del crimen organizado.
Es un cáncer que carcome a toda la sociedad, desde la viejita que esconde al nietecito cuando es perseguido por la policía, hasta la mamá que le llora al encumbrado narcotraficante que ha sido abatido por las balas, o la buchona que se queda sin su pensión y sus lujos.
-Esos ya no tienen remedio,-fue mi comentario.
-Por esa razón estamos promoviendo la música, el baile y el canto entre los jóvenes reynosenses,-agregó.
Y mi comentario sarcástico fue: ¡Cierto!¿Cuándo ha visto usted a un narco bailarín?-y la risa no se hizo esperar.
Pero, ¿qué se puede hacer entonces? Si los gobiernos federal, estatal y municipal así lo quisieran, se instrumentaría un cambio radical en el sistema educativo del país, y no sólo en la educación, sino en la forma de comportarnos todos y cada uno de nosotros.
Los japoneses nos llevan siglos de ventaja y son una de las sociedades más organizadas y exitosas del mundo.
Incluso allá tienen mafia, los yakuza, pero también se rigen por estrictos códigos de honor y no andan matando niños, mujeres y ancianos.
Y si de repente se quieren salir de la olla, ahí están las autoridades para someterlos y que vuelvan a lo suyo, sin meterse con la gente, pues a final de cuentas las mafias siempre han existido desde que el ser humano tiene uso de razón, y son algo así como un mal necesario.
Entonces, como sociedad, para bien de todos, adoptemos esquemas que ya han funcionado en otros lugares, en lugar de caer en el caos y la anarquía.
Como ya es costumbre en este espacio, vamos a hacer un ejercicio de imaginación sobre cómo sería la sociedad mexicana si adoptara el modelo japonés:
-Enrique Peña Nieto, Presidente de la República: Honorables ciudadanos y ciudadanas, yo, como Jefe Supremo del País, he instruido a todos los militares y policías para que trabajen realmente por su seguridad, y aquel que no lo haga se tendrá que hacer el harakiri para así poder limpiar su deshonra.
-Miguel Angel Osorio Chong, Secretario de Gobernación: Tenemos la obligación de ser amables con todos los ciudadanos de éste gran país. Dejaremos de intervenir los teléfonos de los activistas sociales y periodistas mediante programas informáticos como Pegassus. Prometemos elecciones limpias, sin algoritmos ni caídas de sistema (enseguida, levanta la mano derecha y hace la señal de victoria con los dedos índice y cordial).
-Andrés Manuel López Obrador: Puej cuando yo jea prejidente me convertiré en emperador… quiero decir, en impuljor de un jijtema educativo bajado en loj cuatro ejej que recomienda eje columnijta llamado Pegajo: Honor, dijiplina, amabilidad y prejijión.
-Doña Chonita, humilde mujer con un hijo halcón: El honor de la familia es primero. Tienes que entregarte a la policía y llevarles toda esa droga y armas que tienes escondidas bajo la cama, hijo.
-El hijo de Doña Chonita: Así es, madre. Debo cuidar el buen nombre que nos heredó nuestro ilustre progenitor. Haré lo que me mandas y después me haré el harakiri. ¡Jáiiii!
Como sabemos que no va a ser así ni mucho menos el Gobierno o los futuros gobiernos implementarán un sistema como el japonés, seguiremos siendo testigo de las mil y una barbaridades que todavía el sufrido pueblo de México tiene que padecer a manos de la delincuencia organizada.
Finalizo ésta colaboración con el refrán mexicano estilo Pegaso: “El simio, en su senectud, difícilmente asimila el algoritmo para ejecutar novedosa cabriola”. (Chango viejo no aprende maroma nueva).